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Hola amigos:

Tengo un montón de aficiones que me gustaría compartir con todos los los que queráis entrar en mi blog. Una de ellas es la pintura. Pertenezco a la agrupación de Acuarelistas de Andalucía, vocalía de Málaga y también soy socia de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga (APLAMA). Algunos de mis cuadros iré colocando poco a poco en el blog.

Otra de mis aficiones es viajar y me gusta escribir sobre mis viajes. Fragmentos de algunos de ellos colocaré también en el blog, así como fotografías de los diferentes lugares que he visitado.

También me gusta la cocina y pondré recetas de platos que me han facilitado amigas, otras que he copiado de internet o de distintos libros de cocina, la mayoría de ellas con un toque personal mio. Platos que yo he cocinado y que puedo afirmar que están exquisitos, aunque luego está ya el gusto de cada uno.

En fin que iré colocando en el blog todo lo que se me ocurra que pueda ser interesante o entretenido y a vosotros os agradeceré me aporteis ideas y me hagais los comentarios que considereis oportunos.


jueves, 15 de agosto de 2013

ANECDOTAS GRACIOSAS DE MIS VIAJES-BRUSELAS (BELGICA)



Jamas en mi vida hubiese pensado que una cosa tan diminuta e insignificante hiciese que a mi amiga y a mí los pelos se nos pusieran como escarpias y soltasemos  aquel irracional alarido en mitad de la terraza de un café repleta de gente, provocando hilaridad entre los que estaban mas cercanos y perplejidad a los que se encontraban mas alejados.

Todos los años, en vacaciones, acostumbramos  las amigas (somos ocho) a ir unos días a algún lugar de Europa.  Esta vez le tocó el turno a  Bélgica.
 
Nuestro campamento base, por así llamarlo, lo teníamos en Bruselas. Desde allí cada día nos dirigíamos a visitar otras ciudades. Después, al final de la tarde,  regresábamos a la capital y  cenábamos en alguno de los restaurantes de la parte vieja.

Bueno, pues un día después de cenar nos  sentamos en la terraza de un bar cerca del hotel a tomar un café.  Había por allí merodeando un gato negro que era de la cafetería..       Sentado plácidamente nos miraba altivamente con sus ojos de color verde claro, casi amarillo, que parecían aún más claros bajo su brillante y lustroso pelaje negro. 

Una amiga mía, a la que le encantan los animales empezó a llamarle diciendo “bis bis bis bis”.  El gato entonces se acercó en plan amistoso lanzándonos un “miaaaaaau” a modo de saludo.

Empezamos a hacerle carantoñas y el minino contento ronroneaba y  refrotaba su cabecita contra nuestras piernas. Hasta que finalmente nos dejó y se fue a jugar a la otra punta de la plaza.  Pensábamos que  era porque estaba harto ya de tanto mimo, pero ¡que equivocadas estábamos! ( como pudimos comprobar más tarde).  El gatito agradecido por todas nuestras atenciones se fue “de compras” en busca de  algún regalito con el que obsequiarnos.

Mi amiga que no dejaba de observar sus movimientos nos los iba radiando, ya que el resto de las amigas no podíamos verlo puesto  que  nos lo tapaba unas vallas que habían colocado en mitad de la plaza debido a unas obras que estaban realizando en la misma.

“¡¡Que pocholo!!” decía mi amiga “como juega corriendo detrás de una pelotita.  ¡Ay mira!, ya la ha cogido, ¡¡que mono!!, y viene con ella hacia aquí”.

 Cuando se acerca el gato  digo (empezándome a poner histérica):  “ ¡Ay Dios mío, que me parece que no es una pelotita!”

Sin darnos tiempo a reaccionar, el gato  se coloca  entre las  dos y todo orgulloso, nos lanza el  trofeo que había conseguido expresamente  para nosotras:  Un ratoncillo vivito y coleando que al verse libre dijo “pies para que os quiero” y salió como una bala por debajo de mi silla y rozando mis zapatos ¡¡Que fue aquello!!  En menos de un segundo se armó la marimorena.

Yo como un resorte,  sentada como estaba y dando  alaridos,  levanté  las piernas hasta casi la altura de mi cabeza, a la vez que un escalofrío me recorría la columna vertebral.   Mientras mi  amiga subida encima de la silla gritaba fuera de sí.

¡¡Menudo espectáculo!!  En mitad de una plaza al aire libre y con un montón de gente en las terrazas.

Los que estaban más lejos y no se habían enterado nos miraban asombrados y los que se encontraban más cerca y habían visto toda la jugada estallaron en estruendosas  carcajadas.  El resto de nuestras  amigas también se tronchaban de risa, mientras mi amiga y yo estábamos al borde de un ataque de nervios.  Ni siquiera sentíamos vergüenza, solo repelús.

Al oír los gritos el camarero vino corriendo a ver qué pasaba.   En un inglés macarrónico (ya que si no nos salían las palabras en español, mucho menos  en otro idioma) le explicamos la odisea quien, una vez que lo entendió, también soltó una sonora carcajada.

El gato, por su parte, sentado a nuestro lado, nos miraba perplejo no entendiendo qué parte de su “regalito” no nos había gustado.   El rabito?, las orejitas?, el hociquito? …  ¡¡Los bigotes!! Si eso era ¡¡Los bigotes!! Bueno, pues ya se daba por enterado:  La próxima vez el obsequio nos lo traería depilado.

¡¡Menos mal que no hubo una siguiente vez!!
© Mª Aurora Tamayo


2 comentarios:

  1. Acabo de aterrizar en este blog y me encuentro con esta sencilla y deliciosa historia. Volveré por aquí próximamente. Un saludo.

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    1. Acabo de ver tu comentario ya que por motivos de causa mayor desde noviembre de 2014 habia dejado un poco aparcado este blog. Ahora he vuelto a retomarlo y me complacería muchísimo contar con tus comentarios. Muchas gracias por tus bonitas palabras

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