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Hola amigos:

Tengo un montón de aficiones que me gustaría compartir con todos los los que queráis entrar en mi blog. Una de ellas es la pintura. Pertenezco a la agrupación de Acuarelistas de Andalucía, vocalía de Málaga y también soy socia de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga (APLAMA). Algunos de mis cuadros iré colocando poco a poco en el blog.

Otra de mis aficiones es viajar y me gusta escribir sobre mis viajes. Fragmentos de algunos de ellos colocaré también en el blog, así como fotografías de los diferentes lugares que he visitado.

También me gusta la cocina y pondré recetas de platos que me han facilitado amigas, otras que he copiado de internet o de distintos libros de cocina, la mayoría de ellas con un toque personal mio. Platos que yo he cocinado y que puedo afirmar que están exquisitos, aunque luego está ya el gusto de cada uno.

En fin que iré colocando en el blog todo lo que se me ocurra que pueda ser interesante o entretenido y a vosotros os agradeceré me aporteis ideas y me hagais los comentarios que considereis oportunos.


martes, 6 de agosto de 2013

ANECDOTAS GRACIOSAS DE MIS VIAJES-TROGIR (CROACIA)



        Apenas tres metros me separaban de la orilla desde el lugar en donde me encontraba nadando, pero yo tenía  la inquietante certeza de que, sin ayuda, jamas podría alcanzarla, mientras,  en la  playa,  la gente se mantenía expectante esperando el desenlace de aquella situación.  

        Una de nuestras paradas, cuando recorrimos toda la costa de Croacia, fue Trogir.   Una pequeña,  pero muy bella, ciudad medieval,  con el encanto de sus estrechas calles adoquinadas y la belleza de su puerto a donde llegan cruceros de todas partes del mundo con cantidad de turistas.

         Intentamos encontrar alojamiento en el centro, pero tanto las casas como los hoteles estaban todos a tope de ocupación y los pocos que quedaban libres eran bastante viejos y destartalados.   Así que decidimos buscar en las afueras de la ciudad.

          Encontramos un chalet que nos gustó y en el que nos alquilaron un apartamento dentro del mismo.  Era un lugar tranquilo y acogedor.  El apartamento aunque pequeño era una monada y estaba muy limpio y, además,  la playa la teníamos enfrente.

          Uno de los días  pasamos  toda la mañana recorriendo las calles de Trogir, viendo sus monumentos y dando un paseo por el puerto, así como inspeccionando  un mercadillo de productos típicos, entre ellos, el aceite, que lo vendían en botellas coquetamente decoradas.  Ese día hacía un  calor insoportable.  Comimos en un restaurante en el casco histórico  y después nos fuimos al apartamento a descansar un rato.

            Como he dicho antes,  era tal el calor que hacía que decidimos bajar a la playa y darnos un baño.

             El paisaje era divino.  La “playa” (por llamarla de alguna forma) un horror.   Era de gravilla sin gota de arena,  pero como ya  lo sabíamos llevábamos sendas zapatillas de goma. 

           Me metí  en el mar  y con los pedruscos que había en el fondo, las sandalias se me iban para un lado y los pies  para otro. Me eché  a nadar y bien, pero  ¡madre mía,  la que lie a la salida! Cuando estaba llegando a la orilla me quise poner en pie  pero las sandalias se me retorcían entre las piedras resbaladizas y perdí el equilibrio así que automáticamente empecé a agitar  los brazos y las manos chapoteando a diestro y siniestro  en un intento de no caer como  un fardo en el agua.

           Cuanto más trataba de  mantener el equilibrio mas me desequilibraba y más se me aceleraban los brazos y las manos  chapoteando en el agua con la consiguiente escandalera tanto de ruido como de espuma.   Mi marido  desde la orilla me miraba atónito no dando crédito a la que estaba montando para salir del agua.  

            Por su parte, la gente de alrededor tampoco perdía detalle esperando ver en que desembocaba todo aquel zafarrancho.

            Al final, dando tumbos y como un topolino, conseguí salir  del agua  con la ayuda de mi marido, que me tuvo que dar las dos manos porque con una no era suficiente y con el consiguiente bochorno por mi parte al ver que la gente se estaba partiendo de risa.

            Y después de esta “maravillosa” experiencia en aguas del Adriatico, decidí no volver a probar suerte en todo el tiempo que nos quedaba de vacaciones.
© Mª Aurora Tamayo

2 comentarios:

  1. Jajajaja, me ha pasado como a los de la playa, que me he partido de risa con tu historia. Me estaba imaginando la situación y me ha parecido muy divertida. Gracias por hacerme reir

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    1. Me alegro que te hayas reído con mi anecdota. De eso se trata, de hacer reir a la gente, que todos lo necesitamos. Gracias por tu comentario.

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